Un mal entrenamiento

Kurtz volvía al equipo (Foto: EFEDOS/J. Bernal)
Un mal entrenamiento, no se me ocurre mejor definición para lo que deparó el partido entre el UCAM Murcia y el Real Madrid. Porque ni siquiera para hacer trabajo de futuro sirvió este choque en el que todo salió mal desde el principio y el equipo terminó bajando los brazos muy pronto.

Junto con el Obradoiro, esta es la segunda vez en dos temporadas que veo a los de Guil no disputar el partido hasta el final, lo cual entiendo que sin ser lo ideal no es un mal balance siempre que no empiece a ser una tendencia, pues del partido de Obradoiro hace bien poco .

Mediado el tercer periodo el UCAM Murcia ya tenía claro que no ganaría este partido, un encuentro al que salió de inicio, creo, sin la chispa que hay que tener para intentar que un equipazo como el Real Madrid no te pase por encima. Pero ya en el tercer cuarto ni chispa ni nada, aquello era sólo un esperar a que llegara el final y pasara el chaparrón.

Pero en ACB cada minuto cuenta, si no puedes conseguir que cuente para el partido que estás disputando has de lograr que te sirva para el futuro, para trabajar pequeñas batallas que te ayuden a ser mejor en el próximo partido.

Fuera de la opción de victoria a los de Guil se les abrían las puertas a varias de estas pequeñas tareas de futuro. La primera de ellas era intentar acelerar el proceso de integración de los nuevos. En sentido estricto sólo Udoka sería nuevo (visto que Popovic no tiene nivel para esta liga), pero también había que dar minutos a Kurtz para que se reacople cuanto antes, ahora parece que más llamado a jugar de ‘5’ que de ‘4’ como hacía antes. Eso hace que Barlow pueda retornar a su rol inicial, y jugar fundamentalmente de ‘3’, mientras que una vez recuperado de la lesión, con Rivero aún no disponible, y uno más en la rotación exterior, acercar al puesto de base a Miso era otra tarea a llevar a cabo. Y durante muchos minutos Guil tuvo en pista un quinteto con Miso (o Franch), Udoka, Barlow, Sekulic y Kurz.

Udoka, lejos de acelerar su proceso de integración, sin saberse las jugadas, ni conocer los compañeros tras apenas dos entrenamientos y un jet lag importante en el cuerpo, dado además su nefasto día de cara al aro cada minuto extra que permanecía en pista no hacía más que aumentar su horrible serie en el tiro (1 de 11 en el tiro y dos tiros libres fallados fue su carta de tiro), terminando el partido saliendo andando de los indirectos no fuera que se la volvieran a pasar y tuviera que volver a tirar (por cierto, me gusta la forma de realizar los apoyos al salir de los indirectos que tiene este chico). Se empeñó en jugar una y otra vez pick&roll con Rejón, seguramente poco sabedor del rol que desempeña el pívot en este equipo, propiciando que también Rejón terminara con una triste serie de 0 de 5 en tiros. El colmo llegó en una de las últimas jugadas de partido, en la que Udoka y Rejón jugaron pick&roll buscándose mutuamente tras la continuación una y otra vez para que fuera el otro quien tirara. Hasta cuatro pases intercambiaron quitándose la bola de encima.

Kurz tampoco pudo coger demasiada confianza en estos minutos. Cuando las cosas van mal es mal momento para que estas cosas salgan bien. Sólo intentó, sin éxito, un lanzamiento triple, parece que ahora jugará más cerca del aro, al menos mientras no recupere la confianza en su tiro exterior. Al menos los 19 minutos que jugó deberían servirle para lograr un poco de chispa física.

Otro experimento fallido de este tramo final fue el intentar recuperar un recurso táctico que a Guil le dio muy buenos resultados el año pasado. Hablo de la 3-2 match-up con el alero en el centro que tantas alegrías proporcionó en el camino del ascenso la campaña anterior. No sólo no se vio gran avance al respecto, sino que Guil tuvo que tirar la toalla cuando los de Laso le metieron la canasta más dolorosa que puede existir cuando realizas este tipo de defensa: recibiendo totalmente solo un jugador en el mismísimo centro de la zona.

Como dice un amigo mío “cuando van para el culo ni aunque lo pongas contra la pared”. Pues así fueron hoy las cosas, nada salvable quitando el buen partido de Sekulic.

Muchos movimientos de plantilla, y de puestos dentro de esta. Creo que la plantilla actual, pero desde inicio de temporada (y hablo de que sólo añadimos a Udoka) habría sido suficiente para no estar ahora tan abajo en la tabla y, puede, que ya algo tocados en la moral (ojalá que no).

¿Afición?

En estas cosas siempre le queda a uno el consuelo de ver que cuando de vez en cuando vienen mal dadas ahí está la afición, o al menos el sector más ilustre, entendido y entregado,  apoyando al máximo y dejándose la piel para intentar animar a los suyos cuando las cosas salen mal y así tirar para arriba todos juntos ¿no?. Pues no. Resulta muy lamentable, rayando la vergüenza ajena, que sean precisamente quienes debieran representar el último bastión de apoyo incondicional a los suyos los primeros en sembrar malas vibraciones y poner palos en las ruedas de su propio equipo ¿de verdad quieren que el equipo gane? ¿es silbando a los suyos, pidiendo la dimisión del entrenador y mofándose del recién llegado que no las mete como esperan ayudar?. Pues sí, sí que están ayudando. Por los cojones.

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Respecto a la afición yo estoy muy cerca de la zona de las mofas y los pitos (pitos aislados). Tengo que comentar que muchos de los que pitaron y se mofaron era gente que no había visto en mi vida en el baloncesto, los que llamamos coleccionistas de espectáculos. Además lo comenté con mi mujer que como se atrevían a criticar a jugadores si haberlos visto en directo en la vida.
Tambien es cierto que la bajada de brazos del último cuarto no se puede consentir en un equipo profesional y que de alguna forma hay que hacerles una llamada de atención. Pero como escribo en un artículo que supongo que saldrá hoy, para eso está el entrenador y tenemos que confiar en él.

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