Mobbing en la ACB

El 'mobbing', o acoso moral en el trabajo, está muy extendido en nuestra sociedad. Incluso en nuestro deporte favorito, como en otros deportes de élite (léase fútbol sobre todo), se dan cada vez más casos. Ya les contamos el caso de Lázaro en el Calpe, quien llegó a denunciar el caso en los tribunales de justicia y todo. Al final la cosa no terminó mal, pues mientras entrenaba con el equipo EBA del Unicaja se lesionó Pepe Sánchez y Scariolo le reclamó para ayudar en el primer equipo, puesto en el que se mantuvo hasta que los años le obligaron a retirarse con la dignidad que merecía un jugador de su trayectoria.

Me vienen a la memoria al menos cuatro casos actuales, todos con el mismo patrón. Jugadores que tienen una ficha alta (o contrato de cierta duración) , club que no está dispuesto a despedir al jugador pagándole todo su contrato y que decide apartarlo del equipo sin incurrir legalmente en incumplimiento de contrato, pero sí en la práctica de algo que podría considerarse perfectamente como 'mobbing'.

Hablo de los casos de Roberto Dueñas en Akasvayu, Digbeu en el ETOSA Alicante, Carlos Cherry en el Caja San Fernando y, hasta hace unos meses, Drobnjak en el TAU. Hablo de memoria, seguro que se me escapa alguno.

A los clubes no les gusta reconocer que han metido la pata haciéndole un contrato millonario a un jugador que no tiene nivel suficiente para tanto dinero. Prefieren hacerle la vida imposible al jugador para forzarle a que sea él mismo el que se vaya a otro sitio sin cobrar el contrato que le firmaron.

Por parte del jugador se mezclan dos cuestiones en este asunto. Por un lado el interés económico y por otro la dignidad. Un jugador que cobra un dineral sólo por entrenar, ya sea con los compañeros o incluso en solitario, apartado del equipo, no está en una situación demasiado apetecible para pedir que le dejen ir gratis, pues dejará de percibir una cantidad importante y, además, le costará encontrar un buen acomodo tras esa mala temporada.

Por otro lado, la cuestión de la dignidad también tiene dos vertientes. Una es la cuestión de seguir trabajando día a día por dignidad, porque es la obligación contraída por dos partes, aunque el club no cumpla del todo la suya. La otra vertiente es la sensación de culpa que podría embargar al jugador al ver que cobra un sueldo, bastante alto además, sin que en realidad pueda cumplir del todo su parte del contrato, que es jugar al baloncesto, pese a que haga todo lo que le dejan hacer, que es entrenar. Además, un jugador que no juega no hace méritos para encontrar nuevos contratos suculentos.

¿Cuál es la mejor salida para estos problemas?. Pues no parece fácil. En principio los clubes no deberían hacer contratos millonarios a jugadores que no tienen el nivel que se les presupone. Los jugadores no deberían plegarse a los intereses del club que quiere que sean ellos los que se vayan sin cobrar su dinero.

Pero claro, el punto de vista del club a veces tampoco es disparatado del todo. Han invertido mucho dinero en un jugador que prometía maravillas y que ha resultado ser mediocre. Ese dinero ya no lo pueden invertir en un nuevo jugador que sí cumpla esas espectativas, luego intentan que sea el propio jugador el que les libere de esa nómina tan alta. ¿No tiene derecho a equivocarse el club?. Pues seguramente, pero los errores se pagan, sobre todo en ese mundo de liberal-capitalismo-todo-vale que propugnan las empresas que hay detrás del negocio que mueve todo esto. Digo yo que ya que se aprovechan del sistema a su favor cada vez que pueden deberían pagar también por los errores empresariales cometidos ¿no?.

Y los jugadores, aunque unos más que otros, son personas. Y a las personas no se las puede tratar como a bultos sospechosos. Apartar a un jugador de la dinámica del equipo sólo para ahorrarse un dinero no me parece de recibo aunque le sigan pagando su dinero.

Otra cosa es el jugador que deportivamente no entra en los planes del entrenador recién llegado a media temporada y que así se lo avisa al jugador, pero que no toma medida alguna contra él, simplemente es el último en las rotaciones y lo normal es que no juegue, que ya es suficiente problema para él.

El caso es que al final, igual que es el entrenador el primero en caer cuando las cosas no van bien, la parte más débil en temas contractuales es el jugador el que siempre sale perjudicado en un caso de 'mobbing', ya sea perdiendo su dinero, ya sea perdiendo su ritmo de competición o caché deportivo.

Es lo que pasa cuando es el dinero el que manda...

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
¿Que significa Mobbing? Yo creo que en algunos casos exageras. El trato de un club a un jugador que no entra en tus planes no es de mobbing, salvo que entendamos por Mobbing dejarlo en banquillo todo el partido.

Creo que los casos no son comparables al de lazaro, al que si presionaron. A Digbeu, Dueñas o Drobnjak, se les dijo que no entraban en los planes deportivos, y se les castigó con ración extra de banco, pero no creo que se les hiciese mobbing. Si un jugador no juega es normal que quiera irse, pero no conozco a nadie que tire piedras contra su propio tejado.

Si el entrenador de uno de estos equipos considerse que un jugador le puede ser util, ten por seguro que lo sacará al campo.

un saludo

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