Las cheerleaders (las animadoras, vamos)
Las cheerleaders, o 'animadoras' si preferimos la lengua de Cervantes, son una tradición importada del baloncesto USA, como la mayoría. Desde el punto de vista europeo cuesta que no chirríe la presencia de unas bellas señoritas bailando en las pausas de los partidos, especialmente en pistas como la de Murcia en la que no somos demasiados y tampoco muy animados, que digamos.
Pero las cosas son como son por algo. Vamos pocos al baloncesto porque se ha maltratado mucho al baloncesto en Murcia, y animamos poco porque los partidos tienden a ser poco entretenidos.
Sin embargo, este año llevamos ya dos partidos y en ambos el público no ha estado callado como suele, básicamente porque el equipo no ha aburrido al personal, como solía hacer en los últimos años.
Cuando el ambiente está minimamente animado es fácil que la cosa vaya un poquito a más con unos bailes de unas chicas ágiles y atractivas, porqué no. Contribuyen a que no decaiga el entusiasmo del público cuando el partido se está levantando.
Concretamente creo recordar dos momentos en los que algo tuvieron que ver, mínimamente siquiera, las animadoras cuando se cambió la dinámica de partido, tanto contra el Pamesa como contra el Bruesa. En ambos partidos ocurrió en la segunda parte, y con Risacher como catalizador. Contra los valencianos el francés encadenó una fantástica serie anotadora, y contra los de San Sebastián todo empezó con un espectacular tapón del alero, que puso al público en pie y le espoleó lo suficiente como para que ya no dejara de animar en todo el partido.
Es en esos momentos cuando se torna oportuna la labor de las animadoras. Instantes en los que llega un tiempo muerto del equipo rival para intentar enfriar el aluvión de los nuestros. Ahí deben estar ellas haciendo que el público no se enfríe, y que el entusiasmo para animar se mantenga en las siguientes jugadas, en las que puede pasar que el equipo rival remonte o que, por contra, los nuestros terminen de matar el partido. Con el público a tope es más fácil irse a matar el partido que a que te remonten. Entonces sí juegan un imporante papel las cheerleaders.
Lo que resulta triste, y casi patético, es ver a esas chavalas intentando hacer su papel mientras el partido se pierde de paliza y el poco público que hay bosteza o, simplemente, se irrita. Afortunadamente, este año parece que no es ése el caso y sí el señalado más arriba.
Por mi parte, bienvenidas sean.
Les dejo unas fotos. No son muy buenas porque están tomadas por mí con mi ya obsoleta cámara, la misma que pusieron como excusa en el Polaris para no dejar entrar a prensa y afición a ver los entrenamientos.
Pero las cosas son como son por algo. Vamos pocos al baloncesto porque se ha maltratado mucho al baloncesto en Murcia, y animamos poco porque los partidos tienden a ser poco entretenidos.
Sin embargo, este año llevamos ya dos partidos y en ambos el público no ha estado callado como suele, básicamente porque el equipo no ha aburrido al personal, como solía hacer en los últimos años.
Cuando el ambiente está minimamente animado es fácil que la cosa vaya un poquito a más con unos bailes de unas chicas ágiles y atractivas, porqué no. Contribuyen a que no decaiga el entusiasmo del público cuando el partido se está levantando.
Concretamente creo recordar dos momentos en los que algo tuvieron que ver, mínimamente siquiera, las animadoras cuando se cambió la dinámica de partido, tanto contra el Pamesa como contra el Bruesa. En ambos partidos ocurrió en la segunda parte, y con Risacher como catalizador. Contra los valencianos el francés encadenó una fantástica serie anotadora, y contra los de San Sebastián todo empezó con un espectacular tapón del alero, que puso al público en pie y le espoleó lo suficiente como para que ya no dejara de animar en todo el partido.
Es en esos momentos cuando se torna oportuna la labor de las animadoras. Instantes en los que llega un tiempo muerto del equipo rival para intentar enfriar el aluvión de los nuestros. Ahí deben estar ellas haciendo que el público no se enfríe, y que el entusiasmo para animar se mantenga en las siguientes jugadas, en las que puede pasar que el equipo rival remonte o que, por contra, los nuestros terminen de matar el partido. Con el público a tope es más fácil irse a matar el partido que a que te remonten. Entonces sí juegan un imporante papel las cheerleaders.
Lo que resulta triste, y casi patético, es ver a esas chavalas intentando hacer su papel mientras el partido se pierde de paliza y el poco público que hay bosteza o, simplemente, se irrita. Afortunadamente, este año parece que no es ése el caso y sí el señalado más arriba.
Por mi parte, bienvenidas sean.
Les dejo unas fotos. No son muy buenas porque están tomadas por mí con mi ya obsoleta cámara, la misma que pusieron como excusa en el Polaris para no dejar entrar a prensa y afición a ver los entrenamientos.
Comentarios
Ale... xD Rocio un beso si lees esto xD