Si no fuera por estos raticos y los del kebab...

Para sufrir ya tengo alternativas de sobra. Estoy en el baloncesto para disfrutar, para pasármelo bien. Por eso casi tan importantes, o más, que los ratos de los partidos o entrenamientos son los de comentar la jugada con los compañeros de esto. Y de momento "esto" es la familia del CB Capuchinos, el club que el año pasado tuvo a bien acogerme y permitirme aprender a ser entrenador en su familia. Y hago énfasis en lo de familia porque creo que en este club al menos se puede decir que lo formamos una gran familia.

Anoche tocó un buen entrenamiento (sí chicas, aunque Juan Victor se queje estuvo muy bien) y nada mejor para celebrarlo que tomarse después un buen kebab con el cuerpo técnico del junior femenino. Y menudo cuerpo, porque sin entrar en calidades, dudo que en la Región de Murcia se pueda encontrar equipos con tantos problemas de banquillo, y no me refiero a disputas o cosas por el estilo, sino literalmente al banco, al trozo de madera donde hay que sentarse, pues cuando estamos todos nos podríamos juntar hasta 13 personas ¡¡sólo en el banquillo!! (5 personas del cuerpo técnico y 8 jugadoras, 7 de ellas para jugar más la descartada de la semana).

Tantos quebraderos de cabeza nos está dando el asunto del dichoso banquillo que estamos viendo de pasarnos por el Leroy Merlin a ver si encontramos un banquillo ultraplegable y portátil, porque en los instantes prepartido parecen aquello el juego de la silla para ver quién consigue sentarse en el banquillo y quién tiene que quedarse en el suelo. Bien mirado, el decidir quién se sienta en el banco y quién en el suelo puede ser una forma de marcar jerarquías en el grupo. No obstante, en algún partido de estos me gustaría sentarme en el banco con los demás, que ya va refrescando y el suelo está muy frío.

El caso es que, con algún voto particular, más por incordiar que otra cosa, creo que hubo unanimidad en que el de anoche fue de los más espectaculares kebab de lo que va de temporada, temporada que acaba de empezar, por cierto, aunque ya tenemos un sitio para repetir las veces que haga falta (en el lateral del Campus la Merced, junto al chino, y no llevo comisión). El kebab que me tocó en suerte más que una flauta parecía una tuba. Tanto que han pasado casi 24 horas y aún estoy dirigiéndolo. Pero qué bueno estaba el puñetero. Las patatas tampoco estaban nada mal, es cierto. Para conseguir meter eso en el cuerpo no tuve más remedio (yo no quería pero me obligaron, oiga) que aligerar la ingesta con un tanque de cerveza bien frío.

Lo curioso es que se supone que era una cena técnica. Es decir, una cena de trabajo para tratar cuestiones de baloncesto puro y duro relacionadas con nuestro equipo, el junior femenino de Capuchinos. Al final de baloncesto en sí se habló lo justo. Eso sí, anécdotas salieron unas cuantas, todas ellas relacionadas con el baloncesto.

La frase del mes creo que es la que pronunció la semana pasada Juan Victor Lorente, ya con una técnica y apercibido de la segunda (que le habría mandado a la calle) para protestar al árbitro de turno por una situación de juego que el colegiado había considerado como correcta: "sí claro, el clásico bloqueo que te persigue por la pista" (en alusión a un bloqueo no ya en movimiento, sino en muuucho movimiento que nos hicieron).

Recuédenme otro día que les cuente en qué consiste para alguno que yo me sé la expresión "¿nos echamos unos cafés?". Que ésa también es buena.

Comentarios

Julio Soler ha dicho que…
No te imaginabas tu el año pasado cuando te dije de ser entrenador ayudante que te ibas a encontrar con esto :P ¿No está mal no? Mejor que aquí...en ningún lado.

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