Hasta luego, Lucas

Lucas Fernández, durante un tiempo muerto.

No recuerdo una situación como la vista esta semana, en la que en la jornada 7 se despida al entrenador que ha ascendido al equipo, que cosecha un 42% de victorias (3 de 7) y lo deja en décima posición y que, además, se le despida el día en que gana un partido contra un rival directo. Y menos aún que el argumento oficial sea “meramente deportivo”, como ha afirmado Andrés Medina, Director Deportivo del club.

La verdad es que, como reparos deportivos de alguien que lo ve desde fuera se me ocurren unos cuantos, por su puesto, como a cualquier aficionado-entrenador-cuñado que lo sabe todo en la barra del bar. Todos esos reparos, que quede claro, siempre precedidos de un tal vez. 

Lucas Fernández, tal vez, podría haberle dado más galones, o más pronto, a Erika, a la que parecía usar solo de forma marginal pese a ser la persona que más baloncesto tiene dentro de toda la liga y pese a todos los años que tenga; y cierto es que en los dos últimos partidos sí que lo hizo.

Tal vez, me habría gustado que Lucas Fernández hubiera intentado con más ahínco meter en dinámica a Ellie Mack, a la que en las últimas jornadas parecía haberse resignado a usar como mera rotación mínima de Brcaninovic, en espera de cortar a la americana tan pronto fuera posible.

Tal vez, me habría gustado que hubiera intentado con más ahínco meter en dinámica a Rebeca Cotano. Sí, ya sé que repito frase. Cotano ha pasado esta temporada a tener un rol meramente marginal, con apariciones fantasma en pista, de apenas unos segundos, de un modo que hasta podría parecer menoscabante con la jugadora.


Pienso que, tal vez, usar a Betancourt como base principal podría haber mejorado la fluidez de juego del equipo, quizá el peor problema del juego colectivo con Marina Lizarazu a los mandos, y así haber buscado mayor ritmo de juego. Y cierto es que en los dos últimos partidos algo de eso ocurrió.

Y creo que, tal vez, Belén Arrojo estaba poco aprovechada, especialmente en ataque. Algo que en los dos últimos partidos fue aún más acusado, pero cierto también que contra Tenerife algunos de sus minutos defensivos con Palenikova fueron decisivos para cimentar la victoria de Jairis.

Por desear habría deseado, tal vez, que Contell hubiera explotado ya y fuera la base determinante que muchos esperamos, y que Lucas Fernández hubiera sido su mentor en ese paso.

Y me habría gustado, tal vez, ver más solidez en el equipo, que los minutos buenos duraran más tiempo, y que las defensas al límite de la extenuación hubieran sido una constante más que una herramienta postrera para perseguir remontadas agónicas.

Tal vez, vaya usted a saber, yo solo digo tonterías al verlo todo desde fuera, tener mucha menos información e infinito menos conocimiento que quienes están dentro y todos mis deseos son meras falacias. Y tal vez, también, desear es gratis.

Pero bien cierto es que en esta liga uno ve, semana sí y semana también, varios partidos en los que juega lamentablemente uno de los dos equipos, o incluso los dos, y que eso no pasa solo cuando juega Jairis o lo hacen dos conjuntos de la parte baja de la tabla.

Vamos, que como desear yo desearía que Jairis fuera el primero invicto y que jugara de escándalo los cuarenta minutos de cada partido. La cuestión es si desear algo así es razonable o no lo es. El caso es que Jairis lleva tres victorias y no juega tan bien como nos gustaría.

Es más, también es cuestión al caso si resulta razonable exigir, que no desear, que el equipo jugara bien y llevara al menos cuatro victorias. ¿Es razonable exigir eso?

Pues yo pienso que es deseable que Jairis jugara algo más bonito de lo que lo está haciendo y llevara al menos una victoria más. ¿Exigible? Pues quizá exigir eso a estas alturas sería mucho pedir. Pero parece que a quienes mandan en el club de Alcantarilla eso sí les parece no solo deseable, sino exigible. Por tanto, esa victoria que separa a Jairis del grupo de los aspirantes al título y ese juego no tan brillante como el deseado valen la cabeza de un entrenador.

Eric Surís, nuevo entrenador de Hozono Global Jairis

No lo va a tener fácil Eric Surís. Ojalá tenga suerte, pero, de entrada, la presión se me antoja máxima. Ha de hacer jugar más bonito y eficiente a este equipo y mantenerse, entiendo, por encima del 45% de victorias. Es decir, algo como meterse play off sí o sí. Paciencia ya ha visto que en este club hay entre poca y ninguna. Suerte.

Y no sé si alguien ha pensado en la situación en la que queda ahora Fernández. Despedido en la jornada 7, sin haber podido realizar una temporada completa con Jairis, con un total de 4 partidos perdidos desde que llegó al club. Un entrenador que entra en terreno de la incertidumbre laboral, pues no ha logrado aún asentarse en “la rueda”, y que renunció a un buen puesto de entrenador ayudante para lanzarse a la piscina del proyecto de ascenso, reto que logró con un pleno de victorias.

Aunque no tiene la menor gracia todo esto, la situación me lo pone fácil para terminar rindiéndole un sentido homenaje al entrañable Chiquito de la Calzada, del que este fin de semana se cumplían 5 años de su fallecimiento.

Hasta luego, Lucas.

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