Espiral negativa

En el baloncesto profesional equivocarse sale caro. Y por equivocarse se entiende al fin y al cabo que algo que debería salir bien salga mal aunque todo apunte a que debería salir bien. Hablo de un buen tiro que no entra, una táctica maravillosa que no termina en canasta (o recuperación si es defensiva), o de un jugador que es un valor seguro pero luego no rinde. Si la pelotita no entra no se gana, y si no se gana el entrenador suele tener los días contados.

En esas estamos con el UCAM CB Murcia. Trabaja bien, y doy fe de ello pues le veo entrenar de vez en cuando. El repertorio táctico es bueno, pues consigue que los jugadores terminen por encontrar situaciones de tiros liberados, es decir, buenos tiros. Sin embargo, a veces los tiros no entran, especialmente al final de los partidos, y se termina por perder partidos, demasiados como para no tener que tragar saliva cuando se mira la clasificación.

No seré yo quien pretenda tener la verdad absoluta, pero desde mi ignorancia general sobre baloncesto, y en particular sobre el detalle del día a día del equipo murciano, me atrevo a apuntar algunas cuestiones que podrían ayudar a explicar el porqué el equipo se encuentra en puestos de descenso, algunas ya intuidas en el mes de agosto.

Mate de Doblas. Fotaca de Aitor Bouzo
La plantilla. Hay podo dinero. A partir de ahí todo lo que sea esperar que el UCAM CB Murcia cuente con una plantilla de garantías resulta aventurado. No obstante, dije en su día que no era una plantilla compensada del todo, pero que tal vez podría valer para lograr la permanencia a poco que fueran bien las cosas. Ya lo comenté en agosto a bote pronto, sin haberles visto entrenar siquiera, y creo que ya entonces anticipé las virtudes, y también los defectos (por entonces riesgos potenciales aún) de este equipo, algo en lo que, desgraciadamente, no iba desencaminado y han terminado por convertirse en problemas reales. Rescato un fragmento de entonces:
Puestos a poner algún pero, o simplemente duda, se me antojan tres pequeños problemas latentes. Uno tiene que ver con la juventud de Franch en un puesto tan vital como el de base, la irregularidad propia de su edad podría ser un problema en determinados partidos, pero es un riesgo que hay que correr.
En los puestos exteriores tal vez se pueda echar de menos en algún momento un escolta capaz de fabricarse tiros desde la nada, algo decisivo en algunas fases de partido, especialmente en segundos finales complicados. Sin embargo, este problema creo que se compensa con el perfil trabajador y comprometido de los escoltas y aleros.
El tercer problema latente que veo no tiene que ver con el equipo, sino con el calendario, un calendario muy complicado de inicio, de esos que fácilmente te ponen en la cola de la tabla con varios partidos seguidos perdidos y alguna paliza de por medio,  situación propicia para hacer aparecer los nervios y las dudas. Será fundamental que el equipo (y la directiva) tenga la suficiente entereza mental para, si no vinieran bien dadas contra los equipos grandes que tocan al inicio de temporada, ser capaces de encontrar su momento con naturalidad y sin quedarse tocados en ese inicio.
El calendario. Desgraciadamente, el calendario inicial, tal como me temía, influyó negativamente en la construcción de la dinámica del equipo, acumulándose demasiados partidos perdidos en poco tiempo, lo que siempre viene mal aunque la mayoría de esos partidos fueran a priori complicados de sacar. Ello sembró los primeros nerviosismos entre algunos, los que se anticiparon a pedir la cabeza del entrenador a las primeras de cambio, algo que tampoco contribuye demasiado a la tranquilidad de un trabajador de algo tan delicado como este juego, donde la clave es la precisión a la hora de meter una pelotita por un aro, algo que es más fácil hacer cuando se tiene confianza que cuando te están silbando los tuyos desde la grada, tema del que ya hice un comentario recientemente, con poca buena aceptación por parte de los que se dieron por aludidos.

Cuestión de roles: un killer que asuma. Cuando llegan los finales de partido, especialmente si los precedentes no han sido demasiado afortunados, a los jugadores tiende a atenazarles la responsabilidad y entran los nervios, algo que  hace bajar los porcentajes de tiro de forma escandalosa y propicia la toma de decisiones erróneas. En esos momentos de tensión final ocurre que los jugadores que han ido sumando durante el partido de un modo cooperativo tienden a encogerse. Es el momento de que den la cara los jugadores llamados a asumir, los killer, los líderes, esos jugadores con facilidad apara anotar y a los que la presión del final de partido no atenaza, o al menos no tanto como a los demás.

Desgraciadamente en este CB Murcia no hay un jugador de esas características. Es un tipo de jugador que casi siempre ha habido, al menos uno, mejor o peor, con mayor o menor acierto, en todos los equipos y con ese rol más o menos claro. Sin salirme de este club hablo de jugadores como: Faverani, Umeh, Pedro Robles (aunque Pedro necesitaba tirar tras un buen pase), Vujanic; Chris Thomas, Taquan Dean; Hunter, Risacher; Terrell Myers, Marcus Fizer; Rich Hughes; Vincenzo Espósito, André Turner; Nenad Markovic, Brent Scott; Antonhy Stacey; o ya remontarnos a los míticos tiempos en que sólo jugaban 5 ó 6 jugadores con los Duane Whasington, J. Rogers, R. McPherson, M. Anderson o el crack de Randy Owens.

En el UCAM CB Murcia de esta temporada hay muchos jugadores capaces de sumar a lo largo del encuentro, pero no veo un nombre claro que deba ser el referente en los momentos calientes, no veo nadie con el rol que sí tenían los enumerados más arriba. Luis Guil parece que ese rol o no se lo ha asignado a nadie en concreto, con la intención de que en los instantes finales el equipo siga sumando según quién tenga el mejor tiro y no buscando a nadie en concreto, o bien si lo ha marcado desde fuera no hemos sido capaces de verlo porque el jugador en cuestión no ha asumido.

El caso es que en el último partido, contra Lagun Aro Bilbao, se esfumó la renta de 15 puntos que señalaba el marcador a falta de 8 minutos, y durante unas cuantas jugadas vimos como el balón quemaba en las manos de muchos jugadores y terminaba por asumir lo que los demás no querían asumir un jugador como Grimau, un tipo con grandísimo coraje en todos los aspectos, que no se arruga para jugarse una bola caliente, pero que en principio debería ser nuestro especialista defensivo, no nuestro killer.

Con la llegada de Udoka pensé que tal vez el norteamericano podría ser ese hombre que asumiera. Aunque en realidad no es el típico killer, sí es un jugador con buen tiro exterior y con recursos varios, pero sobre todo, se trata de un jugador que venía con la mente "sin contaminar", con muchos años de carrera y, por tanto, un poco de vuelta de todo, algo que para algunas cosas sería algo negativo, pero que también tiene el efecto de que no le tiemble el pulso para jugarse las bolas que haga falta. No obstante, Guil no quiso darle ese rol al recién llegado, y ante Lagun Aro en esos minutos finales optó por hacer cambios "de balonmano", dejando a Udoka el trabajo de defender a Panko y poner a Miso en pista en las situaciones de ataque.

Evidentemente en todo esto debe haber errores del entrenador, al que no considero en absoluto principal responsable de los males del equipo. Sí es cierto que desde la grada a veces hay circunstancias que cuesta entender, aunque normalmente obedecen a un plan que puede salir mejor o peor. Por ejemplo, Doblas en dos ocasiones, y Betts en una o dos también, tuvieron canastas superfáciles por no llegar una ayuda a defenderles. Entiendo que el plan era no hacer ayudas a estos jugadores y que el interior que los defendiera no hiciera ninguna ayuda a ellos para poder hacerla sobre Panko, que era el jugador verdaderamente preocupante. El problema es que las pocas veces en que Doblas o Betts logró algo de ventaja o recibió balón tras ayuda, no había ninguna ayuda pendiente de ellos y fue canasta fácil. Otra cosa que resultó extraña fue que Udoka defendiera a Panko en los minutos calientes, en los que este anotó varias canastas letales, cuando Barlow lo había defendido anteriormente bastante bien. En ese caso supongo que lo previsto era que Barlow y Kurz defendieran a Panko cuando jugara de 4 y que lo hiciera Udoka cuando jugara de 3. Sito Alonso optó por mover sus peones de forma que en los últimos minutos Panko jugara de 3, en lugar de de 4 como había hecho durante gran parte del partido. ¿Habría que haber hecho jugar a Barlow de 3 esos instantes finales? ¿Había que hacerle ayudas a Betts y Doblas?. No lo sé, pero entiendo que no era eso lo previsto y a lo trabajado durante la semana se remitió Guil. En la vida hay que tomar decisiones y equivocarse y acertar.

Visto el resultado hacer jugar en los minutos finales a Miso en ataque y Udoka sólo de defensor y que cogiera a Panko parece que no salió bien pero ¿eran esas las decisiones acertadas? ¿debería haber asumido Udoka la responsabilidad en ataque?. Ahora es fácil decir que eran decisiones equivocadas, pero vaya vd. a saber cuál era la decisión correcta.

Vale, y ahora ¿qué hacemos?. ¿Hay que echar al entrenador? ¿A Kurz? ¿A ambos?. La respuesta es tan fácil como poco aclaratoria: depende. Depende del dinero que haya o estén dispuestos a gastar los responsables del club.

Yo parto de que echar al entrenador casi nunca vale para nada, salvo que hablemos de catástrofe mayúscula con una plantilla muy buena que no rinde nada, lo cual no es el caso.

Supongo que no tiene que haber mucho dinero, pues sería del género tonto tener mucho dinero guardado y no haberlo gastado de inicio en hacer una plantilla más competitiva y, por ejemplo, haber fichado otro base director de garantías para complementar a Franch (ojo, que esta semana Rivero sí dio el perfil que necesitaba el equipo, aunque no siempre lo ha hecho, pero contra bases más físicos creo que le cuesta mucho) o haber traido a alguien como Udoka desde el primer día.

Kurz parece que es el jugador que más cobra, con lo que echarlo significaría tirar un buen montón de dinero. Está claro que el norteamericano parecía el mejor fichaje de todos visto en agosto. Sus números y juego en Granada le avalaban, pero la cosa ha salido mal. Ya sea porque en Murcia se le dio un rol menos importante que en Granada, porque se le hizo jugar más fuera de lo que le gustaría o lo que fuera, el jugador no está rindiendo.

Conclusión. Si de mí dependiera y tuviera algo de dinero cortaría a Kurz y traería el mejor americano interior posible con el dinero disponible.

No creo que la solución sea gastar dos sueldos en entrenador, echar a Guil y traer un Manolo Flores de la vida. Si hay dinero para gastar que sea en jugadores, que al fin y al cabo son los que meten la pelotita, y tengo claro que en este equipo en cuanto entre la pelotita y se ganen dos partidos seguidos o así el equipo irá para arriba. El problema es romper el círculo vicioso de perder-nervios-jugar malos finales-perder-más nervios.

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