JJOO. Interesante debut
La primera jornada de baloncesto masculino en los JJOO de Atenas ha dejado un buen sabor de boca. Por un lado, por la victoria del equipo español, que con más oficio que brillo se quitó de encima a una China, liderada por el NBA Ming, de la que se esperaba algo más. Los otros nombres propios de la jornada fueron el portorriqueño Arroyo y el argentino Ginobili.
Le costó trabajo a la selección española entrar en la competicion. Al menos en lo que a triples se refiere los porcentajes fueron malísimos, dignos del que esto suscribe. Afortunadamente, el resto de facetas del juego compensaron esta grave carencia que, frente a un equipo más sólido que el chino, habría podido costar una clara derrota.
A la selección española, triples aparte, se le ve cada vez más como un conjunto, una maquinaria bastante bien ajustada y entrasada. Así, sin hacer un gran partido, se pudo ganar gracias a una buena defensa y un aceptable ataque, en el que brilló Gasol como casi siempre. Era muy importante ganar este partido, porque el grupo es durísimo y China se perfilaba como de los pocos rivales claramente batibles. Un fallo hubira complicado muchísimo la situación.
Resultó positivo que Navarro se recuperara de su pájara inicial y que diera alguna pincelada de su talento, que Gasol fuera el ariete que debe ser, y que el resto aportara en múltiples facetas. También me tranquilizó ver jugar a Comas con frescura, superado ya (esperemos) el momento de miedo escénico que le entró al verse dentro de la lista definitiva. No podemos hacer nada importante con un sólo base. Por eso era importante que ayer Comas jugara a su nivel. No es el mejor base español de todos los tiempos pero jugando a su nivel aportará cosas interesantes que ayudarán al equipo.
Garbajosa no estuvo fino y se cargó de personales. Consuela ver que Felipe Reyes está ya al nivel deseable en la selección.
Cura de humildad para USA
Lo que terminó de alegrar la jornada fue ver el repaso que Puerto Rico le dio a los engreídos niños ricos de la NBA. Parecía que el único jugador de NBA en ese partido era Carlos Arroyo (bueno, y Duncan si acaso). Mientras Arroyo subía la moral a sus compañeros y les hacía creerse enormes, los profesionales de la NBA aún no se habían bajado del autobús.
Si juegas como una banda, pareces una banda y te tratan como si fueras una banda, seguramente eres una banda. Eso es lo que fue ayer el equipo norteamericano al que no se le puede llamar Dream Team para no mancillar así el nombre del que sí lo fuera en Barcelona 92.
Era la primera vez que un equipo norteamericano integrado por profesionales perdía un partido en una Olimpiada. Pero es que parecían pedirlo a gritos. No defendían, no tenían sistemas de ataque y sobre todo, no jugaban como un equipo, sino como una suma de individualidades al ralentí.
Hoy en día no hay grupo de jugadores que pueda salir a una cancha a jugar en ese plan contra los mejores equipos del mundo, ni siquiera contra un buen equipo del mundo.
También es cierto que Puerto Rico, ayudado por la falta de responsabilidad, las ganas, el coraje y un poquito de suerte, hizo un gran partido. Todo entraba. Pero la suerte hay que buscarla, y los portorriqueños lo hicieron.
Carlos Arroyo brindó algunas jugadas de esas por las que vale la pena levantarse en un mal día. Sus jugadas eran un torrente de imaginación, frescura y desparpajo que se le atragantó a los norteamericanos, poco dispuestos a sufrir para ganar.
Tras un principio en el que los árbitros hicieron ciertas concesiones a Puerto Rico, y visto el cariz que empezaban a tomar los acontecimientos, en la segunda parte, y con la manida excusa del dejar jugar ("sigan sigan"), les permitieron hacer de casi todo a los jugadores NBA, como es costumbre en cada campeonato internacional. Pero ni por esas.
Son mucho más fuertes físicamente, pero resulta penoso ver en unas olimpiadas a jugadores de EEUU que tienen serias carencias técnicas. Algún día les obligarán a pasar controles antidoping y, entonces, ese día habrá caído para siempre el mito del baloncesto americano. Sólo su poderío físico los hace claramente superiores al resto. Sin él serían un gran equipo, pero perderían muchos más partidos de lo que están haciendo últimamente.
También les pierde su visión ombligística del mundo. Vamos el dedicarse a mirarse el ombligo en lugar de averiguar cómo juegan los rivales, en preocuparse por jugar como un equipo, no como la suma de individualidades que son. Quedó claro que un equipo vale muchísimo más que los cinco jugadores que están en pista.
Incluso se permitieron hacer el ridículo tras una falta antideportiva, al demostrarse que ni se sabían las reglas del juego FIBA (dos tiros y banda). La soberbia se paga, y los norteamericanos tienen para dar y repartir. Un poquito de jarabe de humildad les vendrá bien.
Argentina y Serbia
El partido que brindaron Argentina y Serbia fue como se esperaba. Muchos quilates, intensidad, piques y emoción. Ginobili dio una lección de baloncesto, con muchos puntos y algunas canas inverosímiles, incluida la que, sobre la bocina, les dio a los argentinos la victoria.
Argentina es un equipo tremendamente conjuntado con jugadores de una calidad extraordinaria. Me permito apostar, cada vez más, por ellos como Oro, sobre todo, tras ver las figuras de la NBA haciendo el ridículo.
Serbia es un gran equipo, pero menos conjuntado que los argentinos. Sin Stojakovic pasan de ser letales a ser un muy buen equipo. Tal vez menos que eso fue la diferencia que ayer les separó del triunfo.
Para guardar en la memoria videográfica las jugadas de Ginobili, que las metió desde todos los sitios, hasta desde el suelo; un "látigo" letal de Bodiroga a Wolkowyski y el juego de equipo de Argentina que, aunque menos, también dio algunas muestras de su excelente compenetración de hombres altos y los pases cortos dentro de la zona.
La selección española deberá ganarles bien a Argentina o bien a Serbia, pues si no la cosa se pondría muy complicada y hasta podría tocar un cruce con EEUU, que, aunque con el respeto ya perdido por todos, tienen el potencial que tienen, y que nos tendrán ganas tras la derrota que sufrieron contra España en Indianápolis (su propia casa).
Las claves para el partido de Argentina: que Ginobili tenga problemas para recibir el balón y entorpecer al máximo el juego de pases entre pivots. En el último amistoso hicieron mucho daño con esos pases. Con Dueñas y Gasol a la vez fue aún peor.
Si se gana a Argentina bajará mucho la presión y, jugando tranquilo, se pueden hacer cosas muy grandes. Que se lo digan a Puerto Rico.
Le costó trabajo a la selección española entrar en la competicion. Al menos en lo que a triples se refiere los porcentajes fueron malísimos, dignos del que esto suscribe. Afortunadamente, el resto de facetas del juego compensaron esta grave carencia que, frente a un equipo más sólido que el chino, habría podido costar una clara derrota.
A la selección española, triples aparte, se le ve cada vez más como un conjunto, una maquinaria bastante bien ajustada y entrasada. Así, sin hacer un gran partido, se pudo ganar gracias a una buena defensa y un aceptable ataque, en el que brilló Gasol como casi siempre. Era muy importante ganar este partido, porque el grupo es durísimo y China se perfilaba como de los pocos rivales claramente batibles. Un fallo hubira complicado muchísimo la situación.
Resultó positivo que Navarro se recuperara de su pájara inicial y que diera alguna pincelada de su talento, que Gasol fuera el ariete que debe ser, y que el resto aportara en múltiples facetas. También me tranquilizó ver jugar a Comas con frescura, superado ya (esperemos) el momento de miedo escénico que le entró al verse dentro de la lista definitiva. No podemos hacer nada importante con un sólo base. Por eso era importante que ayer Comas jugara a su nivel. No es el mejor base español de todos los tiempos pero jugando a su nivel aportará cosas interesantes que ayudarán al equipo.
Garbajosa no estuvo fino y se cargó de personales. Consuela ver que Felipe Reyes está ya al nivel deseable en la selección.
Cura de humildad para USA
Lo que terminó de alegrar la jornada fue ver el repaso que Puerto Rico le dio a los engreídos niños ricos de la NBA. Parecía que el único jugador de NBA en ese partido era Carlos Arroyo (bueno, y Duncan si acaso). Mientras Arroyo subía la moral a sus compañeros y les hacía creerse enormes, los profesionales de la NBA aún no se habían bajado del autobús.
Si juegas como una banda, pareces una banda y te tratan como si fueras una banda, seguramente eres una banda. Eso es lo que fue ayer el equipo norteamericano al que no se le puede llamar Dream Team para no mancillar así el nombre del que sí lo fuera en Barcelona 92.
Era la primera vez que un equipo norteamericano integrado por profesionales perdía un partido en una Olimpiada. Pero es que parecían pedirlo a gritos. No defendían, no tenían sistemas de ataque y sobre todo, no jugaban como un equipo, sino como una suma de individualidades al ralentí.
Hoy en día no hay grupo de jugadores que pueda salir a una cancha a jugar en ese plan contra los mejores equipos del mundo, ni siquiera contra un buen equipo del mundo.
También es cierto que Puerto Rico, ayudado por la falta de responsabilidad, las ganas, el coraje y un poquito de suerte, hizo un gran partido. Todo entraba. Pero la suerte hay que buscarla, y los portorriqueños lo hicieron.
Carlos Arroyo brindó algunas jugadas de esas por las que vale la pena levantarse en un mal día. Sus jugadas eran un torrente de imaginación, frescura y desparpajo que se le atragantó a los norteamericanos, poco dispuestos a sufrir para ganar.
Tras un principio en el que los árbitros hicieron ciertas concesiones a Puerto Rico, y visto el cariz que empezaban a tomar los acontecimientos, en la segunda parte, y con la manida excusa del dejar jugar ("sigan sigan"), les permitieron hacer de casi todo a los jugadores NBA, como es costumbre en cada campeonato internacional. Pero ni por esas.
Son mucho más fuertes físicamente, pero resulta penoso ver en unas olimpiadas a jugadores de EEUU que tienen serias carencias técnicas. Algún día les obligarán a pasar controles antidoping y, entonces, ese día habrá caído para siempre el mito del baloncesto americano. Sólo su poderío físico los hace claramente superiores al resto. Sin él serían un gran equipo, pero perderían muchos más partidos de lo que están haciendo últimamente.
También les pierde su visión ombligística del mundo. Vamos el dedicarse a mirarse el ombligo en lugar de averiguar cómo juegan los rivales, en preocuparse por jugar como un equipo, no como la suma de individualidades que son. Quedó claro que un equipo vale muchísimo más que los cinco jugadores que están en pista.
Incluso se permitieron hacer el ridículo tras una falta antideportiva, al demostrarse que ni se sabían las reglas del juego FIBA (dos tiros y banda). La soberbia se paga, y los norteamericanos tienen para dar y repartir. Un poquito de jarabe de humildad les vendrá bien.
Argentina y Serbia
El partido que brindaron Argentina y Serbia fue como se esperaba. Muchos quilates, intensidad, piques y emoción. Ginobili dio una lección de baloncesto, con muchos puntos y algunas canas inverosímiles, incluida la que, sobre la bocina, les dio a los argentinos la victoria.
Argentina es un equipo tremendamente conjuntado con jugadores de una calidad extraordinaria. Me permito apostar, cada vez más, por ellos como Oro, sobre todo, tras ver las figuras de la NBA haciendo el ridículo.
Serbia es un gran equipo, pero menos conjuntado que los argentinos. Sin Stojakovic pasan de ser letales a ser un muy buen equipo. Tal vez menos que eso fue la diferencia que ayer les separó del triunfo.
Para guardar en la memoria videográfica las jugadas de Ginobili, que las metió desde todos los sitios, hasta desde el suelo; un "látigo" letal de Bodiroga a Wolkowyski y el juego de equipo de Argentina que, aunque menos, también dio algunas muestras de su excelente compenetración de hombres altos y los pases cortos dentro de la zona.
La selección española deberá ganarles bien a Argentina o bien a Serbia, pues si no la cosa se pondría muy complicada y hasta podría tocar un cruce con EEUU, que, aunque con el respeto ya perdido por todos, tienen el potencial que tienen, y que nos tendrán ganas tras la derrota que sufrieron contra España en Indianápolis (su propia casa).
Las claves para el partido de Argentina: que Ginobili tenga problemas para recibir el balón y entorpecer al máximo el juego de pases entre pivots. En el último amistoso hicieron mucho daño con esos pases. Con Dueñas y Gasol a la vez fue aún peor.
Si se gana a Argentina bajará mucho la presión y, jugando tranquilo, se pueden hacer cosas muy grandes. Que se lo digan a Puerto Rico.
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