El día que John Park jugó en Murcia

Pedro Llompart, aka John Park.

Se nos retira el bueno de Pedro Llompart, jugador al que tuvimos el placer de disfrutar en el equipo de Murcia hasta en tres etapas. Creo que es buen día para recuperar una anécdota en la que él se vio involucrado indirectamente, y de la que puede que ni llegara a ser consciente.

Hace de esto muchos años, ocurrió en 2005, y nos echamos entonces unas buenas risas. Fue a costa de un error en un periódico de Murcia, que en la ficha técnica de un encuentro del CB Murcia transcribió el nombre de (Pedro) Llompart como John Park. Hasta hice una noticia para el blog en clave irónica bajo el título de “Polaris ficha a John Park, un base americano con pasaporte español”.

Por aquél entonces me indigné un poco por lo que consideré ignorancia y desidia por parte de la prensa ante el deporte de la pelota naranja. Poco tiempo después de aquello, yo mismo comencé a escribir para La Opinión de Murcia, lo que me permitió entender cómo había podido ocurrir tamaño disparate en ese otro periódico. Una cuestión que, sin descartar una parte de desidia, bien pudo tener que ver con la metodología de trabajo de los cronistas baloncestísticos de la época.


En 2005 aún se tomaban notas a mano y se dictaban las crónicas por teléfono.

Los partidos del CB Murcia, entonces Polaris, se disputaban los viernes por la noche, con lo que terminaban prácticamente a la hora de cierre de los periódicos y apenas disponíamos de tiempo para redactar y enviar la crónica. 

Además, eso de conectarse a Internet desde cualquier parte era todavía más un mito que una realidad, así que las crónicas se dictaban por teléfono y de forma algo apresurada. Tanto es así que solían llamarte desde la redacción a la hora del descanso para que les dictaras un avance de la primera parte. La estructura básica de la crónica era algo así como titular, un cuerpo de seis párrafos (uno para entrada, otro para cierre y otro para cada cuarto) y una ficha técnica con nombres de jugadores, anotaciones y marcadores parciales. Durante el descanso el cronista dictaba por teléfono los dos párrafos de los dos primeros cuartos y el esqueleto de la ficha técnica, todo ello desde un pabellón abarrotado de gente, recibido en una redacción con el bullicio de la inminente hora de cierre y no siempre transcrito por alguien con unos mínimos conocimientos de baloncesto.

Sabiendo que la transcripción oral era entonces el medio de envío de las crónicas, además de las prisas, puede entenderse en parte cómo Pedro Llompart terminó siendo John Park. Teniendo siempre presente ese error ya me cuidé yo mucho de deletrear los nombres de los jugadores cada vez que intuía algún riesgo de este tipo. Aún así, algún que otro gazapo se nos coló, si bien ninguno de tamaño calibre.

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