Baloncesto y educación en valores. Sin educación ni respeto no serán mejores personas.
Esta mañana he vivido un ejemplo de lo que me parece sería una mala práctica en cuanto a educación en valores, algo que se supone que deberíamos trabajar, y mucho, los entrenadores que tenemos a nuestro cargo chavales en edad de formación. No diré nombres, pues no se trata de buscar escarnio público, sino de contar el ejemplo, mal ejemplo, por si sirviera de ayuda a alguien. Si los protagonistas leyeran esto imagino que se darán por aludidos, aunque no sé si serán capaces de verlo como lo ví yo en la pista.
Se trataba de un partido de liga con chicos de entre 13 y 15 años. Importante para los dos equipos, pero cuyo resultado no iba a marcar la carrera profesional de ninguno de los presentes ni mucho menos. Ya durante la primera parte el entrenador al que desde aquí critico se pasó buena parte del tiempo protestando a los árbitros en un partido en el que, sinceramente, no me pareció ni mucho menos de los peores que he visto esta temporada en categorías inferiores. Para nada, pero claro, imperfecciones arbitrales las hubo, y para los dos equipos poco más o menos por igual. Lo de siempre, vamos.
La primera situación preocupante la ví ya en esa primera parte cuando a uno de los jugadores del equipo en cuestión cometió una falta antideportiva de libro (robo de balón, jugador que se escapa, último jugador, defensor que es rebasado y da un manotazo por detrás) y tras ello se puso como loco protestando, echándose manos a la cabeza ante los árbitros, mirando al cielo, quejándose a los árbitros etc. y su entrenador no le hace ni un comentario (ni los árbitros tampoco le pitaron la más que obvia técnica, más por lo tonto y reiterado de la protesta que por la agresividad de la misma) .
Al poco tiempo vi que la actitud de protesta de los jugadores era generalizada, no excepcional en un sólo jugador. Todos los jugadores, al igual que hacía su entrenador, protestaba todo lo que señalaban los árbitros que no les favoreciera. TODO.
La segunda parte fue aún peor. No sé si ese equipo se fue saliendo del partido por la actitud de su entrenador o la actitud de su entrenador era consecuencia de estar saliéndose del partido, pero el caso es que conforme pasaban los minutos la diferencia de su rival crecía y la vehemencia del entrenador en cuestión iba a más, pasando bastante de lo que parece tolerable durante el último cuarto.
Aunque tarde para lo que estaba siendo la cosa, al final le tocó una técnica, aunque creo que fue a banquillo y no al entrenador exactamente, lo que fue respondido de forma unánime por los jugadores de dicho banquillo con unos irónicos y más que persistentes aplausos a los colegiados que en ningún momento este entrenador trató de parar. Vamos, ni volverse a mirar a los jugadores a banquillo, ni un gesto. Nada, sólo complacencia.
Al final el rival les ganó por unos 20 puntos un partido que al final del tercer cuarto tenían totalmente igualado, con el agravante además de que el entrenador del equipo rival había cometido el error (o temeridad) de agotar sus tiempos muertos ya en en tercer cuarto (dos de ellos en los últimos 20 segundos de éste). Me temo que con el desquiciamiento que tenía el entrenador en cuestión no fue capaz de darse cuenta de esa circunstancia y utilizarla en beneficio de su equipo.
El colmo fue el final de partido. Todos de ese equipo, entrenador, jugadores y, por supuesto, padres, que se habían sumado al festival de despropósitos, protestaban hasta el respirar. Viendo que los árbitros hasta ese momento prácticamente no les habían castigado esa falta de respeto y educación permanente se vinieron arriba y al acabar el partido se fueron todos ellos, encabezados por el entrenador, a acosar a árbitros y mesa haciendo de nuevo el irónico gesto del aplauso. Agobiados por la actitud agresiva de este grupo de personas (en ese momento creo que "equipo" no sería la mejor palabra para definirlos) se encerraron en la habitación de árbitros tanto los colegiados como los auxiliares de mesa, eso sí, previamente tomándoles los números a los cabecillas de la 'revuelta'.
Me pareció muy mala la actitud de ese entrenador con el mal ejemplo que estaba dando a esos niños, algo que por lo visto debería ser habitual en él, toda vez que los jugadores le copiaban el ejemplo y protestaban todo durante todo el partido. Se supone que hay que darles educación en valores a los jugadores. Ninguno de estos chicos será jugador de élite, aunque eso para nada es incompatible con una buena educación en valores, pero en tanto que no llegarán a profesionales lo menos que se puede hacer además de enseñarles baloncesto es ayudarles a ser mejores personas cuando lleguen a adultos. Uno de esos valores fundamentales creo que es el respeto. El respeto en general a los demás, pero en este caso a los árbitros, como una parte más del juego, incluso si se equivocan, incluso si no son honestos, cosa que no parece precisamente el caso de este partido.
Pero lo peor de todo es que tras encerrarse unos minutos en la habitación de árbitros nada de lo acontecido se reflejó en el acta, algo especialmente desconcertante, incluso grave, por encontrarse en la mesa de anotadores precisamente alguno de los más veteranos en el mundillo. Así, los colegiados remataron la faena al dar por bueno el comportamiento del entrenador rival y sus jugadores al no sancionar de ningún modo, ni tan siquiera de forma verbal. No digo que terminen por perjudicar deportivamente a un equipo pues, siendo varios los jugadores implicados, de aplicar sanciones medio equipo podría haberse perdido el siguiente partido, sino de que los chicos aprendieran una lección para la vida. Pero con todo esto, entre el entrenador y los árbitros la única lección que les dieron a los chicos fue: "puedes hacer lo que te salga de las narices, faltarles al respeto, acosarles, menospreciarles... pues al final nadie te castigará. Y no puede ser algo malo si no tiene castigo. Y si les decimos de todo y no nos castigan pudiendo hacerlo es porque tenemos razón ¿no?".
En definitiva, con actuaciones de este tipo lo único que consiguen, especialmente el entrenador, aunque árbitros y mesa tienen parte de culpa por su actuación tras el partido, sólo se consigue sacar para la sociedad nuevos candidatos a Ni-ni's más que mejores personas. Un fracaso, en definitiva. Ahh, y si se trataba de competitividad extrema... mira para lo que les sirvió. No, así no se hace.
Comentarios
Espera que me parto! ;)
Me da auténtica vergüenza ver cosas como las que describes, y la lástima es que ocurren con frecuencia.
Ni siquiera en profesionales lo considero aceptable.
Pero ¿con niños? es increible que los padres proyecten sus frustraciones en sus hijos, que los entrenadores piensen en si mismos antes que en llevar sus equipos, que los clubes permitan esas actitudes... Me da la risa vaya.
Cada vez que hablo a entrenadores de base les explico, que lo de ganar un partido a veces es una derrota y que generalmente aún perdiendo se puede ganar, y mucho.
En fin, es muy largo... y hay trabajo por delante. Aquí tienes a uno que va a seguir en ello.
Un saludo, y sigue denunciando.
Me reitero en que la solución debe partir desde los clubes que no deben tolerar este tipo de comportamientos.
Otro tema, ya tratado alguna vez, es el problema con la falta de "vocaciones" que hace que algunos, son unos pocos y bien localizados, se aprovechen del gran poder que tienen (cuantos menos árbitros hay más pueden ellos "subirse") para utilizar el baloncesto para descargar sus miserias y engancharse al subidón de adrenalina que da el sentirse absoluto mandamás de un cotarro y hacer y deshacer sin importarle nada, incluida esa formación en valores que hacemos. Muchos energúmenos de grada como los que dices, Pachi, se escudan en la existencia de algunos como los que te digo para montarla, independientemente de que el árbitro de turno sea de esos o no, con lo que tenemos una bola de nieve, o espiral negativa, que no conduce a nada bueno.
A ver si entre todos le damos un poco la vuelta a esto.
Dinero, prestigio, un coche, una casa??? A raiz de un comentario anterior, para descargar adrenalina hay soluciones mejores que meterse en una pista a exponerte a la opinión pública. Como ya he comentado alguna vez aquel colegiado que solo busca retribución económica normalmente no dura mucho y generalmente no suele ascender a categorías superiores pues alguno de los requisitos que se pide para ésto es mucho trabajo y que te guste el arbitraje..
De vuelta al dinero, en un infantil los derechos son 9 €, mientras que en un 2ª autonómica unos 20,00. Muchos árbitros incluidos yo preferimos arbitrar un buen infantil o cadete antes que un 2ª autonómica que por lo general suele ser una categoría marullera y con poquito baloncesto.
En resumen lo que quiero dejar claro es que el 99% de los árbitros que conozco están por que les gusta el baloncesto y disfrutan con ello, sacrificando fines de semana que podrían pasar con familia y amigos. Un abrazo a todos.
Hay árbitros buenos y malos, buenas personas y malas personas, exactamente igual que hay jugadores, entrenadores, directivos o padres acompañantes. Eso es ley de vida, tiene que haber de todo.
A mi a bote pronto se me ocurren un par de ellos que cada fin de semana la lían porque si, pues ya por su edad tienen pocas o ningunas posibilidades de arbitrar más arriba y pasan a cuchillo o mejor dicho a silbato, a todo aquel que le cae medio mal. Uno que empieza por Sal y otro que empieza por Fe, son dos casos de los que te comento, chulos, mal encarados y prepotentes, que aprovechan su silbato y ese poder de hora y media para impartir su justicia. Unos mataos en resumidas cuentas.