Sergio Rodríguez. Descaro mágico
La primera vez que ví jugar a este chico, sin contar aquella canasta suicida de los segundos que jugó en la final del año pasado, fue en la final del mundial junior. Y quedé impresionado.
Me pedí prudencia, pues esas buenas maneras que mostró allí había que refrendarlas ante los mejores, los de verdad, los de la ACB. Y el tío fue, lo demostró, y lo refrendó.
Sí. Es tan fantástico como parece. El descaro y vidilla que tiene Navarro para jugar parece quedarse casi en poca cosa (válgame la comparación) cuando Sergio lleva el balón. ¿Cortarse? no sabe lo que es eso, y Dueñas puede dar fe de ello.
Este chico tiene el don que sólo unos pocos tienen para el basket. Esa capacidad innata que no se puede adquirir entrenando, esa intuición, imaginación y arte para convertir un balón en arte.
Ahora, sólo falta que mejore un poco su defensa (el tío cuco sabe robar balones, pero le cuesta algo más agachar los muslos hasta ese punto en el que duele).
En fin, que me rindo a sus pies y l