Los fichajes y sus claroscuros (II). Baloncesto senior y profesional

Jugadores de baloncesto

Ya vimos algunas de las formas, ortodoxas o no tanto, de fichar y captar jugadores de formación. Veamos hoy cómo funcionan las cosas con jugadores mayores de edad, tanto amateur como profesionales de élite.

Los mayores amateur

En los equipos senior amateur el procedimiento más o menos habitual y ortodoxo pasa por que el Director Deportivo, o incluso el entrenador, pues aquí todo suele ser más personalista, contacte con el jugador, le cuente el proyecto y éste se lo piense y decida. Si hay opción a pagar una pequeña cantidad de dinero, siquiera sea para gastos (la famosa “gasolina”) habrá algún toma y daca y, si no, ni eso. No tiene mucho misterio.

Uno de los truquis consistiría en echar el resto para conseguir fichar al jugador referencia de la categoría, en lo deportivo, en lo social, o ambas cosas, y convertir ese fichaje en elemento catalizador que atraiga al resto de jugadores. Es una bola de nieve, cuantos más buenos jugadores se van sumando, más fácil es atraer a otros. En un momento dado, según la categoría, podría pensarse en ofrecer a ese jugador mejores condiciones que al resto.

Tanto en categorías del todo amateur, como más arriba, incluso en casi profesional, lo normal es que haya un baile de ofertas y deseos hasta que se logra el equilibrio y cada cual acaba donde más o menos le corresponde. Los clubes tratan de fichar jugadores de un nivel superior al que correspondería al equipo y viceversa, pues probarse es gratis y todos queremos mejorar. Al final, el tiempo va pasando y las expectativas de unos y otros se van suavizando y tiende a equilibrarse oferta y demanda.

Otro truqui parecido al de fichar al jugador atractor consistiría en fichar al entrenador del equipo más golosón de la categoría y contar con que su poder de atracción haga que tras él terminen viniendo uno tras otro los jugadores interesantes de ese equipo. Y aquí lo mismo ya nos movemos en terrenos menos luminosos.

Con dinero de por medio

Con la entrada en juego de los agentes el baile de oferta y demanda se suaviza, pues ellos se encargan de controlarlo todo un poco. El agente intentará que un jugador de su agencia juegue lo más arriba posible y gane la mayor cantidad de dinero posible, pues él ganará un porcentaje de lo que gane el jugador (en torno al 10%). Como el agente no está para perder el tiempo ya procura ofrecer al jugador en categorías y equipos donde éste tenga alguna posibilidad real de ser fichado, aunque la última palabra siempre la tiene el jugador.

Estaríamos hablando ya de fichar en equipos más o menos profesionales, y en ese contexto también hay varios métodos, no necesariamente oscuros. Veamos el modelo más clásico.

Los representantes, esos personajes siniestros (o no)

El agente lleva la iniciativa

Es tal vez el modo más habitual. Termina una temporada y al día siguiente el agente se pone en contacto con el Director Deportivo del club. Lo del día siguiente es un decir, porque este baile comienza mucho antes, y en femenino no es raro que las jugadoras top tengan ya decidido su futuro antes de terminar el año natural.

Decía que, sin necesidad de que el club haga nada, el agente le contacta y se pone a la disposición del DD.

—¿Qué necesitas? —diría el agente de turno.

—Algo bueno, bonito y barato —respondería el DD entre risas.

—Soy tu hombre —podría decir sin rubor el agente.

Tras los chascarrillos de rigor, y según lo mucho o poco legal que sea el agente, éste le dirá al club lo que quiere oír, con un mayor o menor grado de desvergüenza, que puede ir desde tratar de hacer pasar un alero tirador por un base penetrador a, en el otro extremo del vergüenzómetro, reconocer francamente que no tiene nada que encaje, pues pese a la mala fama, a veces curtida a fuego, hay agentes legales que no intentan aprovecharse del club pardillo.

El agente trabaja para el jugador, y su prioridad es “colocar” al jugador, y no tanto dar un buen servicio al club. Sin embargo, sin los clubes el agente no podrá colocar a sus jugadores, así que tiene que hilar fino para conseguir su objetivo sin dejar demasiados cadáveres por el camino.

El club señala unas características y un rango de presupuesto. El agente envía un CV y dos o tres videos del jugador. Uno de los videos es un hightlights, un compendio de jugadas brillantes del jugador. Un video, en definitiva, que solo es útil para descartar jugadores, lo que ocurriría en el caso de que en el video no se le vea hacer nada de lo que se busca y, por tanto, no haría falta seguir mirando. Es decir, si el club busca un tirador y en el video el jugador no tira nunca de tres, pues blanco y en botella.

Por lo general, a poco que el jugador sea jugador de verdad y el video esté bien hecho, un highlights solo introduce sesgos, pues muestra una imagen distorsionada del jugador, en exceso positiva, que solo beneficia los intereses de éste. Toca visionar, por tanto, videos de partidos completos, los otros dos que suele acompañar el agente. Esos partidos, como ya habrá barruntado el lector avisado, serán los dos mejores partidos que haya jugado últimamente el jugador. Si en ellos tampoco se le ve nada interesante, mal tema.

Si no se le ha descartado en esos primeros momentos, a poco que sea serio el club para entonces tendrá a su staff localizando y visionando más videos del jugador, para observarle también en esos otros días no tan brillantes. Si hablamos de un staff serio, no se limitará a ver estos partidos y las estadísticas de rigor, sino que tratará de fijarse en detalles como la interacción del jugador con el resto del equipo, su forma de reaccionar en determinadas situaciones, su capacidad de liderazgo, etc. Esos detalles también ayudan a decidir.

Y cuando parece que la cosa prospera, llega el disgusto. ¿Lo han adivinado? Sí, en ese momento, cuando el DD le comunica al agente su interés por un jugador concreto, resulta que ¡Vaya por Dios! El coste del fichaje no es el que se habló en un primer momento, sino uno superior, ya sea porque no se concretó demasiado la horquilla, porque de pura casualidad ha entrado otro equipo en la puja precisamente esa tarde, etc. Y entonces toca decidir si se realiza una contraoferta o si se desecha el fichaje.

En este momento es en el que es preciso hablar del presupuesto. Con dinero todo es mucho más fácil. Menuda obviedad. Cuando se cuenta con dinero esa lista inicial de jugadores que ofrece el agente son mejores que la que se recibiría cuando no se tiene dinero, y también más costosos. Por tanto, con dinero también se puede entrar en las contraofertas.

El problema es no tener casi dinero para fichar. Otra obviedad. En ese caso, toca frustrarse mucho, porque los informes positivos del staff suelen ser precisamente, ya es casualidad, para los jugadores que se escapan del precio que se puede pagar.

En unos casos, todo ese trabajo de visionado y análisis se reparte entre el staff, pero en otros lo realiza solo el DD, y estará basado en una única opinión, con lo que la calidad y profundidad del análisis y del informe tenderá a ser menor. Cuanto más trabajo de análisis se realice dentro del club, más posibilidades habrá de no estar en manos del agente. Pero ese trabajo de análisis lleva muchas, muchas horas (ampliaremos esta idea al final del texto).

Hasta ahora he nombrado al agente en singular, pero lo normal es trabajar con un buen número de agentes diferentes en paralelo. El caso del agente en exclusiva lo tratamos a continuación.

El agente lleva algo más que la iniciativa

A veces, el club decide ponerse en manos de un agente en exclusiva, por el motivo que sea. Puede que el agente sea accionista del club, o incluso uno de los principales, y ahí estaría claro el motivo. En otros casos, se trata de un mero acuerdo comercial: el agente fuerza que el club trabaje con él en exclusiva a cambio de una serie de tratos de favor. Esa exclusividad permite al club acceder a jugadores top que de otro modo no podría lograr, y a cambio acepta contratar a otros jugadores que no le gustan tanto, pues va todo en el pack. El agente se compromete, hasta donde eso es posible, a hacer un equipo competitivo que logre el objetivo marcado, y a cambio se asegura la comisión de todos y cada uno de los jugadores (y el entrenador, normalmente). La ventaja para el club es que tiene una plantilla con algunos de los jugadores que pretendía, y sus directivos no tienen que calentarse la cabeza tomando decisiones ni visonando videos de jugadores (o no tanto, al menos).

Está claro que este modelo plantea dudas éticas, en tanto que podría considerarse que se está manipulando la competición desde muy pocas manos. ¿Qué pasa cuando el mismo agente gestiona varios clubes a la vez? Tema delicado ése.

Sin embargo, nadie tira piedras sobre su tejado, y entiendo que si un club lo hace es porque considera que es la mejor opción para lograr sus objetivos. Pese a las objeciones que a todos se nos ocurren, creo que ilegal no es.

Ir por delante de los agentes. Top élite.

Otro modelo, que solo se da en top élite, es decir, algún equipo de ACB, consiste en trabajar a destajo para ir por delante de los agentes y pedirles a ellos nombres concretos en vez de esperar a que te ofrezcan lo que a ellos les interese colocar. Pero para eso se requiere mucho trabajo y talento, además de perspectiva desde la directiva, y esa combinación no siempre está disponible.

La idea consistiría en utilizar herramientas de análisis estadístico y de video para contar con una base de conocimiento amplia, detallada y de calidad sobre jugadores de muchas ligas profesionales. Para eso se utilizan herramientas como Instats o Sinergy (bases de datos de estadísticas y video de jugadores y equipos). 

De la mano de Fran Camba, Obradoiro cuenta con una herramienta de fabricación propia que aglutina toda esa información y les permite un análisis profundo. Pude verla en acción y es impresionante. Si necesitan un perfil de jugador concreto, se introducen las características en el sistema y éste elabora un clúster, una agrupación por similaridad de jugadores con esas características, independientemente de la liga en la que juegue.

Fran Camba

 De este modo, y tras mucho trabajo, el club puede determinar que los dos jugadores que mejor se ajustan a lo que buscan son tal y cual, y puede que jueguen en ligas muy distintas uno y otro, y que no estén dentro del grupo de jugadores que todos conocemos de siempre, que son los que, precisamente por eso, tendrán un mayor coste. Esos jugadores también es normal que no sean los que el agente de turno quiere colocar, que no trabajen con su agencia sino con otra. En este caso, es el club el que toma la iniciativa, localiza la agencia que representa al jugador que le interesa y le contacta. Por este camino un club se puede ahorrar muchísimo dinero, fichando jugadores con las características que realmente buscan (no las que les quiera vender el agente) y aún no contrastados, con lo que su caché podría ser más asumible. Me dirán que donde esté un jugador veterano y contrastado en la liga que se quiten estos experimentos, que no siempre salen bien. Y estoy de acuerdo, pero ¿de cuánto dinero hablamos?

Cascada de fichajes

A este nivel lo normal es que se envíe una oferta formal al agente, con las cantidades y condiciones (que también son importantes en la negociación) y una fecha de caducidad de la oferta. Pasada ésta, se considera nulo el contrato y cada cual puede pasar a buscar otra opción.

Los clubes tratan de llevar su propia agenda a la hora de anunciar los fichajes, que perfectamente podrían estar firmados meses atrás. A veces, por estrategia de marketing prefieren llevar un orden en los anuncios diferente al de los fichajes. Puede ocurrir también que pretendan mantener oculto un fichaje para tener una ventaja estratégica en otra negociación. Esto es harto complicado lograrlo hoy en día, en la era de las redes sociales y el Whatsapp, y lo normal es que a los minutos de firmarse un contrato tanto jugador como agente ya se lo hayan comentado a alguien cercano, y ya sabemos lo que cuesta guardar un secreto en este país. A veces, es el propio club el que, a la vez, pretende guardar por tiempo indefinido la información de un fichaje y que lo contado a los más cercanos no trascienda. El caso es que esa información suele trascender y, al menos dentro del mundillo, se sabe con cierto grado de certidumbre quién ha fichado a quién aunque no se anuncie oficialmente.

No es infrecuente que en esta época del año veamos poco movimiento a la hora de anunciarse fichajes y que, de pronto, se anuncien un buen número de ellos con apenas horas de diferencia. A veces ocurre el fenómeno de los fichajes en cascada: Un club tiene oferta sobre un jugador, que a su vez espera respuesta de otro club, que a su vez… Así, cuando en un momento dado se concreta uno de estos fichajes, otro jugador que estaba pendiente de ocupar ese puesto lo descarta de inmediato, acepta otra oferta que le había enviado otro club y se genera ese fenómeno de bola de nieve, con lo que en una tarde poco menos que se termina de ajustar todo el mercado.

Derecho de tanteo

Faltaría por comentar, por último, la cuestión del derecho de tanteo que se aplica en ACB y que recoge su convenio colectivo. Si un club realiza una oferta a un jugador y éste no la acepta, el club puede incluirle en la lista de jugadores con derecho a tanteo, de forma que un día determinado se presentan las ofertas recibidas por el jugador, el jugador acepta la que prefiera, y si el club del jugador la iguala, seguirá una temporada más en ese club. Un detalle interesante es que el derecho de tanteo no caduca, de forma que si un jugador sale de ACB y regresa años más tarde, los derechos sobre el jugador los seguirá teniendo su último club.

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